Letanía del lunes
- Max Santaella
- 15 ago 2017
- 1 Min. de lectura
Dormíamos y soñábamos, otros dormitábamos y descansábamos, unos más entre rezos despabilábamos: de la cama saltamos, corremos, jugamos, razuramos/ maquillamos, comemos-devoramos-nutrimos —Con besos te despido—, una pausa: ¡café! Trago en la garganta. Suspiro satisfecho. Contacto de la llave. Una puerta cierra, otra se abre. Empujamos, pujamos, gemimos, rugimos, reímos, esperamos... Y esperamos...
Y andamos, caminamos, rebasamos, palizas propinamos aunque sea en la mente, aunque sea con palabras, con palabras hirientes infectamos. Otros más curamos, los curamos, nos curamos, con granos de ayuda aportamos. Paramos. Subimos, bajamos, tenemos, con pesar perdemos o con gloria ganamos; fallamos y mejoramos y nuevamente soñamos. (Descansamos [ingerimos {digerimos}]) Con prisa nos redirigimos. Con humo nos ahogamos; con gente, nos asfixiamos, entre multitudes perfumamos y en masa nos mezclamos. Danzamos.
Miramos, observamos, acechamos, con miradas devoramos. El romance del siglo XXI practicamos. ¡Silenciamos! "Sudamos". Mensajes envi@mos. Dragones enfrentamos: sean jefes, sean compañeros, sean deberes atrasados. Terminamos, recogemos, nos vamos, nos movemos. Extrañamos. Encendemos y apagamos y esquivamos y esperamos... & esperamos... Dientes rechinamos. Llegamos. Saludamos/ despedimos. ¿Para qué café ahora? ¿Despertamos? ¿Descansamos? —Nos amamos, ¿qué nos queda?—. Revitalizamos, revivimos, rematamos y resumimos. "Buenas noches" nos decimos. Nos envolvemos y abrazamos. Y por fin, soñamos.
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