La gracia de una luciérnaga celestial
- Francisco José Casado Pérez
- 6 nov 2017
- 3 Min. de lectura
Se dice que los niños son el futuro y a pesar de lo que se vea en la actualidad: la creciente sobreprotección, la apatía, sobrepeso, violencia, aislamiento, entre otros cientos de escenarios “negativos” que son presentados y representados sobre la actual infancia, siempre queda un resquicio que pone la contra y más cuando son los mismos niños quienes lo demuestran, como Olga Medrano (“Lady matemáticas”) y eso puede verse en las letras, notas, voz y sonrisa de Grace VanderWaal.

Desde hace un tiempo, por las noches de media semana o del domingo, religiosamente acompañaba a mi familia a ver las distintas temporadas de “America’s Got Talent” que como lo indica su título, trata de que los residentes –jóvenes y mayores– de los Estados Unidos exponen su talento ante un panel de jueces para la ganar la oportunidad de cumplir su sueño de ser artistas, sea definitivo o pasajero.
Durante las primeras fases de la temporada 2016, entre cortes se presentó a Grace VanderWaal, una pequeña de 12 años oriunda de Nueva York. Vestida con un inocente conjunto, portaba orgullosa su “gafete” del concursante 1114201 y un ukulele que empataba con su tierna imagen; sin embargo, cuando le dieron la marca de empezar algo cambió.
La pequeña niña decidió arrancar con una composición propia titulada “I don’t know my name”; movimiento en extremo riesgoso para presentar en un certamen de este tipo. No obstante la pequeña amalgama de Maddie Ziegler (bailarina de diversos videos de Sia) y Florence Welch (vocalista de Florence and The Machine) cautivó. Sus notas y voz arrancaron gritos y aplausos desmedidos, al punto en que en casa también quedamos absortos. Al concluir, los jueces sólo tenían halagos hasta el punto en que Howie Mandel le dio el botón dorado pasándola directamente a los shows en vivo, rondas que fue superando hasta hacerse con el título de ganadora entre lágrimas de felicidad, así como su primera actuación.
Grace dijo que “Los milagros pueden suceder” y fue cierto. Ganar America’s got Talent no sólo le abrió un mundo nuevo, sino que al mundo le abrió una nueva voz. La llamada por Simon Cowel “siguiente Taylor Swift” desde diciembre de 2016 presentó su primer EP Perfectly Imperfect una recopilación de los temas presentados en el programa. Temas que a pesar de su inocencia, encierran una visión compleja. Con un enfoque puntual en el tema de la identidad Grace abre heridas conocidas por muchos y plantea nuevos paradigmas con la fuerza de un alma vieja para curarlas como “I Don’t Know My Name” o “Clay”.
Pero del mismo modo en que arremete en la fuerza oculta dentro de todos, también enlaza el amor más inocente, la amistad y la familia, aunque no de manera directa como en “Light The Sky” donde dice al mundo “Porque no somos similares (a las estrellas) y no tenemos que intentarlo. Porque somos más luminosos que las luciérnagas, vamos a alumbrar el cielo”.
Un año después, hace un mes aproximadamente, Grace lanzó “Just The Beggining” su primer álbum de larga duración, declarándose oficialmente como músico profesional. Por el momento, gracias a las plataformas actuales, puede escucharse tanto en Spotify, Vevo y Youtube (el cual cuenta hasta el momento con 1,3 millones de suscriptores). Una apuesta más producida pero que respeta y mantiene claros sus orígenes; un logro imperdible que tiene todas las cartas para disputarse entre los músicos del momento y venideros por largo tiempo.
A pesar de su corta edad, repito, Grace VanderWaal muestra una madurez atípica que seguramente cautivará más que sólo a Estados Unidos. Quizás –y espero– conquiste el mundo con su brillo de luciérnaga inocente, el cual logre sobreponerse a las sombras corruptoras de la farándula y del medio musical que trágicamente apaga estrellas de temprana edad. Pero sea como sea, hace tiempo que se esperaba este revuelo, algo fresco que nos haga volver a soñar. Por tanto, honestamente agradezco haberla visto ese día, porque del mismo modo, su voz me ayudó a saber quién era y me enseñó que también podría iluminar el cielo. En verdad Grace, gracias. Muchas gracias.

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